Radicada en Nueva York desde hace décadas, generosa tutora, maestra y guía de generaciones de estudiantes latinoamericanos por el mundo, gran influencia en la crítica desde los años 80. Sylvia Molloy falleció la semana pasada dejando atrás un legado: f...
Radicada en Nueva York desde hace décadas, generosa tutora, maestra y guía de generaciones de estudiantes latinoamericanos por el mundo, gran influencia en la crítica desde los años 80. Sylvia Molloy falleció la semana pasada dejando atrás un legado: fue una pluma pionera de la literatura lgbti pero también de un modo de leer entre líneas. Abrió nuevas formas de pensar las conexiones entre géneros, sexualidades y escrituras latinoamericanas.
Algunos años después, cuando iba en su auto hacia Princeton, paró el auto en la banquina, se preguntó qué estaba haciendo y giró en redondo para volver a su casa en Nueva York. Ocupó la cátedra de Humanidades Albert Schweitzer en la New York University, donde creó en 2007 la Maestría en escritura creativa en español, la primera en los Estados Unidos.
Pero esa cadena de logros y de honores, aún con todo su brillo, dice más bien poco sobre las razones para explicar nuestro dolor. Sylvia fue para muchas generaciones de estudiantes de todas partes de América latina la más generosa tutora,. Yo no fui su alumno, pero siempre quedó claro que era mi maestra, mi amiga, y que amábamos a los mismos seres .
Sylvia nos queda en sus libros de ensayo y sus novelas, que fueron y son esenciales porque abrieron nuevas perspectivas para pensar las articulaciones entre género, sexualidades disidentes y escrituras en América latina. Molloy no sólo se encargó de situar esos problemas en un horizonte de comprensión y de actuación en el mundo, sino queEn breve cárcelinstaló en la noche de la dictadura una voz abiertamente lesbiana, destituyente y por lo tanto impublicable en Buenos Aires. El libro. Desde ese momento, Molloy se encargó de subrayar que “Me sentiría defraudada si mi novela fuera reconocida sólo por las lesbianas”.