Pocas cosas hay más triviales que el fin del mundo, que los mundos nuevos y los mundos pretéritos, o el paso de un mundo a otro.
Las aguas de Nimrim/ serán consumidas,/ y se secará la hierba,/ se marchitarán los retoños,/ todo verdor perecerá. Isaías, 15,6
No revela algo que va a venir, enumera catástrofes ya sucedidas y actualmente en curso: el porvenir es apenas una repetición. La salvación, por ende, no pertenece al reino de este mundo, y quien así la quiera se asegura un lugar en el infierno y se lo asegura a sus contemporáneos, como se ha dicho, y se ha hecho, más de una vez.
Sin duda, nuestros males no son comparables con los de la desgraciada Ucrania, no hemos sido invadido por ninguna potencia extranjera, a no ser que,, se consideren invasiones tanto los ataques con que autodenominados mapuches tratan de hacerse fuertes en el sur desconociendo el Estado argentino , como la acción de bandas narcotraficantes que tienen el control territorial de amplias zonas urbanas en distintas ciudades del país.
La característica ideal de los derechos hace que muchas veces se nos vea como criaturas puramente culturales, pero el caso es que somos una especie básicamente animal que en tiempos recientes, pocos miles de años, ha producido vastas civilizaciones, pero esa civilidad es una tenue y frágil capa pronta a desgarrarse ante el menor descuido, y dejar al descubierto instintos bestiales, hábitos de manada, etcétera, que se ven exacerbados por los colectivismos que...