Ser mujer, ser migrante y dormir en las calles. Esta es la historia de Marina, nicaragüense que pasará el Día Internacional de la Mujer en CDMX, en su camino hacia EU
barre la banqueta para mantener aseado el perímetro de su casa de campaña.
En Tecumán tuvo que pagar 100 dólares para cruzar en balsas por el río para llegar a la frontera con Tapachula.continuó su camino por Tuxtla Gutiérrez, Tonalá, San Pedro, La Ventosa, Salina Cruz y finalmente Nochixtlán, desde donde tomó un autobús a la“Había mujeres embarazadas que ya no podían caminar, también con niños. Familias que ya no tenían dinero, se quedaban varados en los puentes, era peligroso que los secuestraran”.
“Yo estuve quince días en el albergue. A una la sacan a las 7 de la mañana y a las 3 de la tarde es la entrada. No hay muchos beneficios. No podemos exigir porque somos migrantes. En el albergue no tenemos muchas posibilidades porque ahí lo sacan a uno, no te puedes bañar más que una o dos veces a la semana. No hay para cargar los teléfonos”.