La diplomacia dura para enfrentar el diferendo de Malvinas no ha dado resultados que mejoraran la posición negociadora argentina; la construcción de confianza con los isleños es un camino inexplorado desde hace años
pueda orientarnos, con sus conceptos de “interdependencia asimétrica y compleja”, “poder blando” y “poder inteligente”. ¿Qué puede aportar la Argentina desde lo cultural, lo deportivo, lo social, que ayude a tender puentes y bajar tensiones?
¿Podríamos desempolvar esa cooperación pesquera? “¡Alentaríamos que abran sus alas!”, puede clamar alguno. Error. Eso ya es una realidad. El 60% de los ingresos de las islas proviene de las licencias pesqueras que entrega cada año. El problema es otro: entre el archipiélago y el continente hay una zona donde los pesqueros ilegales –en particular chinos- están depredando las reservas ictícolas.