Luego del Lollapalooza Argentina y del regreso de Paulo Londra, una reflexión que da cuenta de una nueva etapa dentro de la principal tendencia de la música argentina.
y otros artistas asociados al género urbano confirmaron una tendencia creciente en la elite de la música argentina. Todos ellos actuaron en el mayor festival del país acompañados por bandas potentes, estruendosas, explosivas. Rockeras, en definitiva.
Parece lógico, un producto más de la natural evolución de un grupo de artistas en pleno desarrollo . Pero en un país en el que los bandos suelen defenderse a capa y espada, y donde las aguas se dividen a rajatabla, representa una novedad.De repente, ese ejército de nombres nuevos que vino a cuestionar la música que “escuchaban todos” hasta hace un par de años también se pliega a formas que parecen mucho más normalizadas.
Sonar fuerte, orgánico y con dejos de virtuosismo aquí y allá se ha convertido en una nueva fórmula, al punto de que algunos músicos que acompañan a los actuales referentes urbanos se mueven como fichas intercambiables de una banda a la otra.